Con Dios mantuve un pacto demasiado triste, el jamás habla conmigo y yo no digo que el no existe. ¿Perdiste el norte?, yo lo perdí al jugar con miedo, al sentir nervios traicioneros tensando mis dedos. Puedo soportarlo y se esquivarlo y nada cambia, ahora mi corazón es como un invierno en Finlandia. No queda rabia, solo pena.
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