Hoy es uno de esos días en los que simplemente no sientes. Uno de esos días en los que miras por la ventana y ves el cielo gris, triste, lluvioso. Uno de esos días que está para estar con tus amigos tomando algo o simplemente echando la tarde. En cambio es un día en el que no tienes nada que hacer, o mejor dicho, ya no sabes que hacer. Las cuatro paredes de la habitación se hacen cada vez más pequeñas, y cada vez tienes más ganas de salir, aunque sea a mojarte bajo la lluvia. Vuelves a esa rutina que tanto odias, a esa rutina que te hace estar solo, a esa rutina que te hace pensar tanto y a la vez te hace daño. Intentas cambiarla, pero nadie te hace caso... nadie.
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