Se fue la huella que dejabas con tus dedos, se fueron los altares y los credos, las reglas que inventaste con tu amor. No pienses ni un segundo en regresar, por el camino que te vio partir, porque sin ti no queda nada del dolor, que me causaba mendigarte por un beso. Volví a encontrar la libertad que se escapó de mi corazón, que estaba preso. Se disipó la oscuridad en mi interior, y ahora veo que tu amor no era amor.
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