Hay veces que lo das todo por perdido, que piensas que no tendrás suerte en lo que quieres o necesitas, pero la suerte no llega cuando más te conviene, al menos no en el mismo momento que la necesitas. Pero nunca hay que perder la esperanza, y mucho menos despreciarla cuando te venga, porque en ocasiones, la suerte llega en el último momento. Porque hay cosas que no deben cambiar, bien porque siempre hayan sido así, o porque, prácticamente sabías que tenían que ocurrir, pues muchas veces, esas cosas se cumplen, y aunque no fueran cuando esperabas, no puedes negar que te sientes afortunado.
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