El valor de las cosas no está en el tiempo que duran, sino en la intensidad con la que suceden. Por eso existen momentos inolvidables, cosas inexplicables y personas incomparables.

Siempre conmigo, te quiero Güelito.

Cada persona vive por algo y para alguien, cada cual tiene su manera de vivir, su forma de ser, de actuar y su personalidad. Lo que todos tienen en común, es que cada uno busca la felicidad a su manera, pero en realidad, nadie la encuentra. Si no que, es la felicidad quién encuentra a cada persona y la hace feliz. Y todos, tarde o temprano, la encontramos. Eso es lo que nos hace iguales unos a otros. Somos inconformistas y siempre queremos más. Es difícil llegar a ser totalmente felices, y por eso, nadie lo es al cien por cien digan lo que digan. Pero yo, me conformo con no ser una infeliz mal humorada, un poco de alegría me llega y me sobra para repartirla por toda mi vida. Cada día tendrá un pequeño detalle, el cual me hará sonreir y a veces, puede que hasta reir. Y siempre que pueda, ese detalle lo compartiré, para poder sonreir a la vez que otros sonríen, gracias a mi. Porque si hay algo más bonito que ser feliz, es ser feliz a lado de otra persona que también lo sea.

Los besos que se dieron, los muros que distanciaron. Los lazos que unieron, disparos que retumbaron. Los golpes que hirieron, inventos que deslumbraron. Los genios que inspiraron, abrazos que liberaron. Las luces y sombras que nombran al ser humano.